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viernes, 24 de abril de 2020

DIOS LE RESUCITÓ



REZA Y COMPARTE JUVENIL
DIOS LE RESUCITÓ

GUÍA  DE  ORACIÓN JUVENIL  26-04-20

GUÍA: Estamos en tiempo de Pascua. Vivimos el día de resurrección. Jesús levantado por el Padre y con él toda la humanidad. Nos unimos a este momento, nos damos cuenta del poder de Dios en él y en todos nosotros. Nuestra oración y deseo es acoger su vida en la nuestra y cambiar lo que no es digno de él. La paz nos inunda y la derramamos a nuestro alrededor, apoyados por la presencia de Jesús que nos ama de verdad. SILENCIO DE TOMA DE CONCIENCIA, DE ACOGIDA, DE CONFIRMACIÓN.

De la primera carta del apóstol san Pedro (1,17-21):
QUERIDOS hermanos: Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, pues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.

 GUÍA: Podéis llamar Padre…Nos complacemos en este nombre, en su realidad puesta a nuestra disposición de hijos. Agradecemos la realidad portadora de tan gran título. San Pedro continúa recordándonos que Dios es imparcial, que mira todas nuestras obras, que Cristo ha derramado su sangre por nosotros. Lo contemplamos en nuestro interior y nos dejamos iluminar por su verdad. ¿Cómo reaccionamos? SILENCIO DE CONSTATACIÓN, DE RENOVACIÓN, DE COMPROMISO. 

Del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):
AQUEL mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios;
iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:
«Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».
Él les dijo: «¿Qué?».
Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».
Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea a donde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

GUÍA: Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. ¿Nos pasa a nosotros? Ellos escuchan a Jesús que les explica las Escrituras. ¿Escuchamos, nos fijamos en lo que dice?. Luego Jesús va a seguir adelante. Ellos dicen: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Le dan acogida,  parte el Pan y le reconocen. ¿Cuándo le encontramos nosotros y cuándo le reconocemos?. Estudiamos nuestros comportamientos y cómo nuestra fe se va fortaleciendo. SILENCIO DE BÚSQUEDA, DE ENCUENTRO, DE FE.

RECOGEMOS LA ORACIÓN: UNA FRASE NOS AYUDA A RECORDAR.

ADORACIÓN, CONFIANZA, ILUMINACIÓN, AGRADECIMIENTO.

INVOCAMOS A MARÍA, NUESTRA MADRE, MUJER DE ESPERANZA.      

NOS DIRIGIMOS AL PADRE, CON JESÚS Y DECIMOS: PADRE NUESTRO.

CANTAMOS:
Aleluya, Aleluya, Aleluya,/Aleluya, Aleluya, Aleluya.

Por que Cristo nuestro hermano,/ha resucitado, María alégrate.
Por que Cristo nuestro hermano,/ha resucitado, María alégrate.

Aleluya, Aleluya, Aleluya,/Aleluya, Aleluya, Aleluya.

Por que Cristo nuestro hermano,/nos ha redimido, María alégrate.
Por que Cristo nuestro hermano,/nos ha redimido, María alégrate.


Por que en Cristo nuestro hermano,/hemos renacido, María alégrate.
Por que en Cristo nuestro hermano,/hemos renacido, María alégrate.

Porque en Cristo, nuestro hermano,/todos somos hijos, María alégrate.
Porque en Cristo, nuestro hermano, todos somos hijos, María alégrate.



6 comentarios:

  1. "Dios le resucitó" Oración juvenil. avivamos la fe, la esperanza y afianzamos el amor. A ver si lo consigues. Nos unimos en la Eucaristía. Si no puedes por el confinamiento, participa en la TV. Jesús nos acompaña. Pedimos por los afectados por el Coronavirus y que se encuentren las formas de atajarlo. Buena semana.

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  2. Estamos en tiempo de Pascua. Vivimos en resurrección aunque físicamente estamos en pandemia y la muerte nos acecha. Nos aferramos a nuestra fe en Cristo y le invocamos para todos.

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  3. " podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente" Admitimos esta afirmación, la hacemos nuestra y nos sentimos amados por él. Él es la verdad, y nos conoce.

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  4. «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».En el día a día, si estamos atentos/as, lo descubrimos y vamos comprendiendo su presencia.¡Quédate con nosotros!

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  5. "Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista."Quedarse con ellos, y con nosotros... en la Eucaristía. Es el momento de reconocerlo. Jesús, aumenta nuestra fe, que te reconozcamos y lo compartamos.

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  6. "La paz nos inunda y la derramamos a nuestro alrededor, apoyados por la presencia de Jesús que nos ama de verdad." En oración vivimos estos momentos, los hacemos nuestros y los compartimos con otros. Agradecemos su presencia y amor.

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