REZA Y
COMPARTE JUVENIL
SUMO SACERDOTE COMPASIVO Y FIEL
GUÍA DE
ORACIÓN J 02-02-25, Presentación
del Señor
GUÍA: Jesús, sumo sacerdote, es ofrecido
al Padre, por María y José. Un sacerdote puro y fiel. Su misericordia para
todos será el camino de salvación. Visualizamos la ofrenda, el momento y el significado para dios y la
humanidad. Por el Bautismo somos ofrecidos también al Padre y se nos concede ser
sacerdotes, reyes y profetas. Interiorizamos nuestro bautismos y compromiso
cristiano. SILENCIO DE PRESENCIA, DE CONOCIMIENTO, DE IDENTIFICACIÓN
PERSONAL.
Lectura
de la carta a los Hebreos (2,14-18):
Los hijos de
una familia son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre
participó también Jesús; así, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la
muerte, es decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte
pasaban la vida entera como esclavos. Notad que tiende una mano a los hijos de
Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos,
para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar
así los pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede
auxiliar a los que ahora pasan por ella.
GUÍA: Hijos de una misma familia,
participamos de la vida de Jesús. Lo sentimos
realidad y hacemos que crezca en fe y en experiencia. Pedimos por todos
los cristianos que sigamos su camino con fortaleza y confianza en su presencia
junto a nosotros. SILENCIO DE ESTAR CON ÉL, DE CONFIAR, DE CAMINAR.
Sal 23
R/. El
Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria.
¡Portones!,
alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R/.
¿Quién es
ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra. R/.
¡Portones!,
alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R/.
¿Quién es
ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (2,22-40):
Cuando llegó
el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo
llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en
la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para
entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos
pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y
piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él.
Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de
ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto
por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor,
según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han
visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para
alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para
que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así
quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará
el alma.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una
mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda
hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a
Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios
y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y,
cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a
Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se
llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
GUÍA: Mis ojos han visto a tu Salvador.
Son palabras de Simeón al contemplar al Niño Jesús ofrecido en el templo. Tu
salvador hecho niño, hecho uno de nosotros, nos acompaña a tu templo, Padre.
Abre camino hacia tu gloria, abre la marcha de la solidaridad para todos. SILENCIO
DE MANIFESTACIÓN, DE GLORIA, DE COMPAÑÍA.
HACEMOS SÍNTESIS DE LO ESCUCHADO Y ORADO. AGRADECEMOS SU
PRESENCIA Y PALABRA.
PEDIMOS A MARÍA QUE ACOMPAÑE EL CAMINO DEL ADVIENTO Y NOS
FORTALEZCA EN LA FE.
NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE
NUESTRO.
CANTAMOS:
VERSO
Quiero levantar a Ti mis manos, Maravilloso Jesús, milagroso Señor
Llena este lugar de Tu presencia, Y haz descender Tu poder
B/D#
A los que estamos aquí
VERSO
PreCORO
Recibe toda la gloria, Recibe toda la honra, Precioso Hijo de Dios
VERSO, PreCORO, CORO
"Sumo sacerdote, compasivo y fiel" La Guía nos presenta la oración en algunos pasos. Sigue cada uno , dedícale un tiempo y observa cómo responde tu mente y tu corazón. Buena semana.
ResponderEliminarUn sacerdote puro y fiel. Su misericordia para todos será el camino de salvación. Visualizamos la ofrenda, el momento y el significado para dios y la humanidad. Pedimos por todos y construimos paz con la ayuda de Dios.
ResponderEliminar"Simeón, Impulsado por el Espíritu, fue al templo." El Espíritu sigue actuando. Abramos la mente y el corazón para recibir sus inspiraciones. Buen día.
ResponderEliminar"Llena este lugar de Tu presencia, Y haz descender Tu poder". Jesucristo, Señor de la vida, baja a nosotros y danos tu amor, alegría y paz.
ResponderEliminar"Tenía que parecerse en todo a sus hermanos," Se hace uno de nosotros. Confiamos en tu presencia salvadora.
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