JÓVENES DEL PERDÓN
GUÍA: Nos reunimos en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo. Buscamos un espacio silencioso y acogedor. Para dejar fuera
lo ruidos de toda clase. Nos presentamos al Padre con nuestras
preocupaciones y deseos. Nos disponemos a escuchar la Palabra de Dios en la
liturgia del domingo. Preparamos nuestro ánimo en el silencio del corazón. SILENCIO DE CERCANÍA
Y ENCUENTRO
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (14,7-9):
Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.
GUÍA: San Pablo nos dice: Ninguno vive para sí mismo y
ninguno muere para sí mismo. En la vida y en la muerte somos del Señor.
Aunque parezca que eres independiente, que no quieres
saber nada de Dios, la vida tiene su principio en el Padre Dios. Y la vida
termina en su ser de Padre bueno. En medio está el poder de la libertad, capaz de
elegir caminos.
Siéntete hijo y habla silenciosamente y confiado, con el Padre Dios, con Jesús hermano, y con el
Espíritu. SILENCIO DE ADORACIÓN Y DE FE
CONFIADA
Del santo evangelio según san Mateo (18,21-35):
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»
GUÍA: Pedro pregunta cuántas veces tiene que perdonar. La
respuesta de Jesús es total.
El perdón está o tiene que estar en el corazón del
cristiano. Jesús quiere personas capaces de perdonar, jóvenes con corazón libre
de odio.
Visualiza esa capacidad en ti, en todos los jóvenes,
en cada persona, y observa cómo nos libera del odio, venganzas, rencillas.
Observa cómo Jesús purifica nuestro corazón y nos da el poder del perdón. SILENCIO DE PERDÓN Y MISERICORDIA
HACEMOS SÍNTESIS DE NUESTRA ORACIÓN
OFRECEMOS LO QUE SOMOS Y TENEMOS
PEDIMOS, COMENTAMOS
INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE
NOS DIRIGIMOS AL PADRE DIOS,
COMO LO HACÍA JESÚS: PADRE NUESTRO
CANTAMOS
1. Tú Señor, que
enciendes las estrellas,
Tú que al sol le das su resplandor,
Tú que cuidas del pájaro perdido
que va buscando un nido guiado por tu amor.
Tú que siembras rosas y trigales,
Tú que al lirio vistes de esplendor
nos proteges, Señor, con más cariño,
pues quieres más a un niño que al pájaro y la flor.
Padre Bueno, Dios alegre, primavera y manantial,
Dios hermano, Dios amigo, Padre Nuestro celestial. (2)
Tú que al sol le das su resplandor,
Tú que cuidas del pájaro perdido
que va buscando un nido guiado por tu amor.
Tú que siembras rosas y trigales,
Tú que al lirio vistes de esplendor
nos proteges, Señor, con más cariño,
pues quieres más a un niño que al pájaro y la flor.
Padre Bueno, Dios alegre, primavera y manantial,
Dios hermano, Dios amigo, Padre Nuestro celestial. (2)
2. Tú, Señor,
que velas por el pobre,
y al humilde das tu protección,
al que amas le ofreces un tesoro
que vale más que el oro: le das tu corazón.
Tú, Señor, que alumbras mi camino,
Tú que escuchas siempre mi oración,
en tu amor pongo yo mi confianza,
renace mi esperanza, se acuna mi canción.
y al humilde das tu protección,
al que amas le ofreces un tesoro
que vale más que el oro: le das tu corazón.
Tú, Señor, que alumbras mi camino,
Tú que escuchas siempre mi oración,
en tu amor pongo yo mi confianza,
renace mi esperanza, se acuna mi canción.
(Cesáreo
Gabaraín)
"Jóvenes del perdón" nos lleva esta semana al encuentro con Jesús. Guarda un tiempo para dedicárselo al amigo que te busca. Contamos contigo.
ResponderEliminarPara Dios nada hay imposible.Es realmente sano poder perdonar
ResponderEliminarDamos gracias a Dios por su perdón y ofrecemos el nuestro. No nos dejes caer en la tentación.
EliminarJóvenes del perdón. Pensarnos en paz con todos es una gracia de Dios. Pidámoselo a Jesús. La Eucaristía nos fortalece en el amor.
ResponderEliminar«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete" Pensemos que no supo hacer otra cosa, que no sabe lo que hace. Eso hizo Jesús.
ResponderEliminar"Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos". Señor y salvador de todos. Nos sentimos en su grupo y cumplidores de su palabra. Agradecidos por su amor y entrega.
ResponderEliminarCapaces de perdonar, vestidos de perdón y de amor. Que el espíritu nos fortalezca
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