ESTE ES VUESTRO CULTO
GUÍA ORACIÓN JUVENIL 03-09-17
GUÍA: Empezamos
septiembre. La oración de hoy nos invita a escuchar al Padre que nos guía
con su Palabra. En nuestro interior decimos: Aquí estoy Señor, me presento con
toda mi realidad personal. Eres tú quien me atrae y conduce los pasos de mi vida. “El Padre en mí y yo en vosotros”
dice Jesús. Acogemos esta palabra en silencio. ¿Qué nos dice? ¿Cómo resuena en
ti? SILENCIO DE ACOGIDA Y PRESENCIA.
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos
(12,1-2):
Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
GUÍA: Vuestro
culto es la ofrenda de vosotros mismos ante Dios. No son cosas lo que quiere el
Padre sino el amor y la entrega de hijos. Una vida digna en la verdad, y en el
amor. La renovación de la mente nos transforma. Dejemos que el Espíritu nos
ilumine y purifique. Que nos transforme en verdaderos hijos, con Jesús. SILENCIO QUE AMA, QUE SE CLARIFICA, QUE SE
RENUEVA.
Del santo evangelio según san Mateo
(16,21-27):
En aquel tiempo, empezó Jesús a
explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por
parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser
ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»
Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas corno los hombres, no como Dios.»
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»
Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas corno los hombres, no como Dios.»
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»
GUÍA: Jesús está
haciendo su camino en nuestro mundo. Tú lo haces ahora. Reflexiona en los pasos
que das, tus intereses, tu unión al Padre Dios. Jesús invita a seguir su
camino. Pedimos un corazón abierto a Dios
Padre, comprometido con su reino y presencia en nuestro mundo. ¿De qué
te vale ganar el mundo si pierdes la vida inútilmente? SILENCIO DE CONOCIMIENTO PERSONAL, DE ENCUENTRO CON JESÚS
RECOGEMOS NUESTROS SENTIMIENTOS
OFRECEMOS, CONFIAMOS, PEDIMOS
INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE
DECIMOS CON JESÚS: PADRE NUESTRO…
Somos un pueblo que camina (E. V. Mateu)
Somos un pueblo que camina,
y juntos caminando podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
que marcha por el mundo buscando otra ciudad.
Somos errantes peregrinos
en busca de un destino, destino de unidad.
Siempre seremos caminantes,
pues sólo caminando podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
Sufren los hombres, mis hermanos,
buscando entre las piedras la parte de su pan.
Sufren los hombres oprimidos,
los hombres que no tienen ni pan ni libertad.
Sufren los hombres, mis hermanos,
mas Tú vienes con ellos y en Ti alcanzarán
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
Danos valor para la lucha,
valor en las tristezas, valor en nuestro afán.
Danos la luz de tu Palabra,
que guíe nuestros pasos en este caminar.
Marcha, Señor, junto a nosotros,
pues sólo en tu Presencia podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
Dura se hace nuestra marcha,
andando entre las sombras de tanta oscuridad.
Todos los cuerpos desgastados,
ya sienten el cansancio de tanto caminar;
pero tenemos la esperanza
de que nuestras fatigas al fin alcanzarán
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
Vuestro culto a Dios está en vuestra persona. Comportamiento digno como corresponde a un hijo de tan buen Padre. Caminamos juntos hacia Dios. Aporta todo lo que puedes para Dios y para los que te necesitan.
ResponderEliminar"Jesús está haciendo su camino en nuestro mundo. Tú lo haces ahora". Es nuestro tiempo, nuestro hoy. Que lo llenemos de lo mejor de la vida y de Dios.
ResponderEliminarAsí sea. Llenar la vida de lo mejor y de Dios. «El Espíritu del Señor está sobre mí" dice hoy el evangelio. Que vaya siendo una realidad en cada uno de nosotros. Nada es imposible para Dios.
ResponderEliminar"transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto". El Espíritu nos transforma con su luz, su fuerza y su amor. Amén
ResponderEliminar"Somos errantes peregrinos, en busca de un destino, destino de unidad". La gran marcha de la humanidad, se realiza con la de cada uno, la tuya y la mía también. Importa que colaboremos con nuestra parte.
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