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sábado, 30 de junio de 2018

SOBRESALÍS!…DISTINGUÍOS!



REZA Y COMPARTE JUVENIL

SOBRESALÍS!…DISTINGUÍOS!

GUÍA DE ORACIÓN  JUVENIL 01-07-18

GUÍA: Ser cristianos significa vivir movido por  la presencia de Cristo. Aquí estamos, Jesús. Te necesitamos. Te necesitamos y queremos que tu Palabra transforme nuestras vidas en camino nuevo. Nos sentimos unidos a ti por el Bautismo. Quieres que seamos una sola cosa contigo. Cuenta con nosotros y fortalece esa unión. SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, DE ACEPTACIÓN Y UNIÓN.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,7.9.13-15):

Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad. Es lo que dice la Escritura: «Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba.»

GUÍA: Sobresalís en la fe, la palabra, el conocimiento, el empeño, en el cariño. Distinguíos en la generosidad.
 Recibimos estas palabras de San Pablo. Valoramos en qué medida se nos pueden aplicar a nosotros. Él insiste: Distinguíos en la generosidad. La realidad se complica en nuestra sociedad por las carencias presentes en muchas situaciones. Agradecemos los bienes recibidos y nos unimos a la generosidad que se nos pide. SILENCIO DE FE, COMPROMISO Y GENEROSIDAD.


Lectura del santo Evangelio según san Marcos (5,21-43):


En aquel tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda, su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que, había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio le la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿quién me ha tocado?"»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»       
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).»
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

GUÍA: Jesús atraviesa a la otra orilla. Se reúne mucha gente. Esperan su ayuda. Una mujer es sanada. Lo visualizamos. Estamos entre la gente.
Hoy nos atrae a la otra orilla donde Él está. ¿Qué buscamos? Analizamos nuestros comportamientos y nuestras esperanzas.
Un hombre pide la curación de su hija. ¿Qué pedimos nosotros?
Jesús va a su casa y la resucita. Levántate!. Vemos en qué forma nos impulsa a cambiar de vida. Levántate! ¿Qué nos pide con esa palabra, de dónde tenemos que levantarnos?
Jesús, cambia nuestros apegos y levántanos del mal. SILENCIO DE VISUALIZACIÓN, DE ESCUCHA, DE CAMBIO.

 SINTETIZAMOS NUESTRA ORACIÓN, RECOGEMOS UNA FRASE PARA  RECORDAR.
CONFIAMOS, PEDIMOS, ESPERAMOS. OFRECEMOS
INVOCAMOS A MARIA NUESTRA MADRE
NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LAS PALABRAS DE JESÚS: PADRE NUESTRO
CANTAMOS

Ante ti, Señor

Ante ti, Señor (Ante ti, Señor)
Mi alma levantaré (Mi alma levantaré)   (bis)
Oh mi Dios (Oh mi Dios)

confío en ti (confío en ti).

YO TE ALABO, SEÑOR,
YO TE ADORO, SEÑOR,
OH MI DIOS.     (BIS)

Guíame, Señor (Guíame, Señor)
Y guarda mi alma (Y guarda mi alma)   (bis)
Oh mi Dios (Oh mi Dios)
confío en ti (confío en ti).

Líbrame, Señor (Líbrame, Señor)
de todo peligro (de todo peligro)   (bis)
Oh mi Dios (Oh mi Dios)
confío en ti (confío en ti).

Dame un corazón (Dame un corazón)
que pueda adorarte (que pueda adorarte)   (bis)
Oh mi Dios (Oh mi Dios)
confío en ti (confío en ti).
https://youtube.com/watch?v=_dDMiDvnQDwhttps://youtube.com/watch?v=_dDMiDvnQDw


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