GUÍA DE ORACIÓN JUVENIL 04-03-18
GUÍA: Estamos ya en la tercera semana de Cuaresma. Vamos haciendo camino en
nuestra conversión. Nuestra vuelta a casa se realiza poco a poco. El Padre Dios
sigue esperando al hijo que se fue o que se va de vez en cuando. Nos sentimos
identificados con ese hijo que se aleja del Padre y ahora quiere volver.
¿Estamos volviendo? ¿Nos dejamos rodear por su amor de padre? SILENCIO DE
ARREPENTIMIENTO Y ENCUENTRO.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,22-25):
Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para lo judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados –judíos o griegos–, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
GUÍA: ¿Exigimos signos? A veces queremos
ver más, entender más. Pero confiamos en Jesús crucificado, fuerza de Dios y
sabiduría de Dios. Gracias, Padre por tu signo, Jesús. En Él nos das la
salvación. Lo acogemos en nosotros, desde
la Palabra, desde la Eucaristía, desde
la presencia del hermano. SILENCIO DE CONFIANZA,
Y AMOR SINCERO
Del santo evangelio según san Juan (2,13-25):
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
GUÍA:
Jesús sube al templo. Encuentra los puestos de los cambistas, a los vendedores
de ovejas y palomas. Jesús los echa fuera.
Les dice: No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.
Vemos el alboroto de nuestro templo interior, o
en otros templos. También Jesús quiere hoy el respeto y la adoración al Padre. Nuestra
vida y la de cada persona es ese templo donde Dios recibe un culto digno en la
vida ofrecida al Padre y a los hermanos.
SILENCIO DE ADORACIÓN AL DIOS
VIVO Y DE VERDADERA ENTREGA.
RECOGEMOS UNA FRASE QUE NOS RECUERDE LO
VIVIDO EN LA ORACIÓN
AGRADECEMOS,
PEDIMOS PERDÓN, OFRECEMOS
INVOCAMOS
A MARÍA MADRE Y AUXILIADORA
CON LAS
PALABRAS DE JESÚS NOS DIRIGIMOS AL PADRE: PADRE NUESTRO…
CANTAMOS
Señor, Dios
nuestro (salmo 8)(Palazón)
Señor, Dios
nuestro,
qué
admirable es tu Nombre
en toda la
tierra,
en toda la
tierra.
la luna y
las estrellas que has creado:
qué es el
hombre para que te acuerdes de él,
el ser
humano para darle poder.
Qué es el
hombre para que te acuerdes de él,
el ser
humano para darle poder.
Lo hiciste
poco inferior a los ángeles,
lo coronaste
de gloria y dignidad,
le diste el
mando sobre las obras de tus manos,
todo lo
sometiste bajo sus pies.
Rebaños de
ovejas y toros,
y hasta las
bestias del campo,
las aves del
cielo, los peces del mar,
todo lo
sometiste bajo sus pies.
"Exigen signos" ¿Cuáles son nuestros signos. El amor de Dios es el mayor signos que se nos da en Jesús
ResponderEliminar"Nos sentimos identificados con ese hijo que se aleja del Padre y ahora quiere volver. ¿Estamos volviendo? ¿Nos dejamos rodear por su amor de padre?"
ResponderEliminar"¿Exigimos signos? A veces queremos ver más, entender más. Pero confiamos en Jesús crucificado, fuerza de Dios y sabiduría de Dios".
ResponderEliminar"No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre, ...es casa de oración" ¿Nos dice algo esta frase?. Gracias, Jesús por tu advertencia. El templo de reuniones y el templo de nuestro corazón son habitados por el Padre Dios. Adoración, alabanza, servicio.
ResponderEliminar"Gracias, Padre por tu signo, Jesús. En Él nos das la salvación. Lo acogemos en nosotros, desde la Palabra, desde la Eucaristía, desde la presencia del hermano". Feliz día.
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