REZA Y
COMPARTE JUVENIL
FUISTEIS
LIBERADOS
GUÍA DE
ORACION J 23-04-23 Domingo 3º de
Pascua - Ciclo A
GUÍA: Fuisteis liberados en Jesús. Espíritu santo, sigue tú nuestra
liberación. Líbranos de nuestras esclavitudes. Ven Espíritu de paz, libéranos
de nuestra impaciencia. Pacifica nuestro horizonte y nuestra esperanza, inunda
de paz toda nuestra existencia. Espíritu
Santo ven. Manda tu luz y tu verdad. SILENCIO DE ATENCIÓN, DE ACEPTACIÓN, DE
ESPERANZA.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pedro (1,17-21):
QUERIDOS hermanos:
Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de
cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, pues
ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de
vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una
sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo,
previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos
por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre
los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén
puestas en Dios.
GUÍA: San Pedro nos dice su experiencia de
Jesús. Nos invita a hacer realidad la salvación que hemos recibido de Jesús.
Podemos llamar Padre al que juzga imparcialmente. Tratamos de asimilar las
palabras y agradecer la salvación recibida en Jesús. Nos unimos al Padre y
acogemos el amor del Espíritu. Ponemos nuestra fe y nuestra esperanza en Dios.
Dejamos que en silencio comprendamos y amemos.
SILENCIO DE FE, DE COMPRENSIÓN, DE ESPERA.
Sal
15,1-2.5.7-8.9-10.11
R/. Señor,
me enseñarás el sendero de la vida
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. R/.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos,
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R/.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):
AQUEL mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban
caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta
estadios;
iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras
conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo:
«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba
Cleofás, le respondió:
«Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí
estos días?».
Él les dijo:
«¿Qué?».
Ellos le contestaron:
«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante
Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros
jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos
que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día
desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han
sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo
encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición
de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al
sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo
vieron».
Entonces él les dijo:
«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era
necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que
se refería a él en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando;
pero ellos lo apremiaron, diciendo:
«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron
los ojos y lo reconocieron.
Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro:
«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba
las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron
reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían
reconocido al partir el pan.
GUÍA: Jesús se une a dos de los discípulos
en el camino de Emaús. No le reconocen pero le cuentan sus preocupaciones.
Jesús les explica las Escrituras en lo que se refieren al Mesías.
Quédate con
nosotros, que la tarde está cayendo, le dicen. Jesús al partir el pan es
reconocido. Desaparece de su vista. Nos unimos al momento de reconocerle, al
momento de partir el pan y a la alegría de la resurrección. Vamos a Jerusalén
con ellos y nos unimos a los otros discípulos para decir: verdaderamente ha resucitado
el Señor. Seños enséñanos a reconocerte. SILENCIO DE UNIÓN, DE
DESCUBRIMIENTO, DE PRESENCIA.
RECOGEMOS NUESTROS
SENTIMIENTOS, LOS PRESENTAMOS A JESÚS.
TEMORES, ESPERANZAS,
DESEOS, COMPROMISOS.
NOS DIRIGIMOS A MARÍA
MADRE QUE ACOMPAÑA.
ELEVAMOS NUESTRA ORACIÓN
AL PADRE, JUNTO CON JESÚS: PADRE NUESTRO…
CANTAMOS
Porque Cristo nuestro
hermano, ha resucitado,
María alégrate…
"Fuisteis liberados". Jesús nos libera y permite que vivamos una vida nueva con él. Hacemos la oración y la compartimos. Gracias.
ResponderEliminar"Podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno" Confiados en su amor de Padre, oramos y amamos.
ResponderEliminar"Quédate con nosotros que la tarde está cayendo". Se lo decimos como los de Emaús. Confiamos en él.
ResponderEliminar"Sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil... por la sangre de Jesús". Que no sea inútil, se lo pedimos al Padre y al Espíritu.
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