EL SEÑOR
ES MI PASTOR
GUÍA DE
ORACIÓN JUVENIL Domingo 4º de Pascua - Ciclo A
GUÍA: El Señor es mi pastor. Es la oración
del salmista. Hoy Jesús nos habla del pastor, del que busca el bien de las
ovejas y entra por la puerta, su puerta. Abiertos a la luz del Espíritu Santo
acogemos su iluminación, dejamos otras cosas y nos centramos en la oración, en
el encuentro personal con Jesús Resucitado. Pedimos también a María que nos
ayude a comprender y a seguir el camino de Jesús. SILENCIO DE APERTURA, DE
ILUMINACIÓN, DE CAMINO.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pedro (2,20-25):
QUERIDOS
hermanos:
Que
aguantéis cuando sufrís por hacer el bien,
eso es una
gracia de parte de Dios.
Pues para
esto habéis sido llamados,
porque
también Cristo padeció por vosotros,
dejándoos un
ejemplo para que sigáis sus huellas.
Él no
cometió pecado
ni
encontraron engaño en su boca.
Él no
devolvía el insulto cuando lo insultaban;
sufriendo no
profería amenazas;
sino que se
entregaba al que juzga rectamente.
Él llevó
nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño,
para que,
muertos a los pecados, vivamos para la justicia.
Con sus
heridas fuisteis curados.
Pues
andabais errantes como ovejas,
pero ahora
os habéis convertido
al pastor y
guardián de vuestras almas.
GUÍA: El camino de Jesús, de su entrega al
Padre, nos enseña cómo vivir en la presencia de Dios y acoger su llamada cada
día. Él nos ha purificado de los pecados y nos lleva a la salvación. Éramos ovejas
errantes y ahora somos su rebaño, su grupo. Él es pastor y guardián de nuestras
almas. Sintamos su cercanía, veamos su amor personal y caminemos con él y con
los hermanos. SILENCIO DE ACEPTACIÓN, DE
COMPROMISO, DE FRATERNIDAD.
Sal
22,1-3a.3b-4.5
R/. El
Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es
mi pastor, nada me falta:
en verdes
praderas me hace recostar;
me conduce
hacia fuentes tranquilas
y repara mis
fuerzas. R/.
Me guía por
el sendero justo,
por el honor
de su nombre.
Aunque
camine por cañadas oscuras,
nada temo,
porque tú vas conmigo:
tu vara y tu
cayado me sosiegan. R/.
Preparas una
mesa ante mi,
enfrente de
mis enemigos;
me unges la
cabeza con perfume,
y mi copa
rebosa. R/.
Tu bondad y
tu misericordia me acompañan
todos los
días de mi vida,
y habitaré
en la casa del Señor
por años sin
término. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Juan (10,1-10):
EN aquel
tiempo, dijo Jesús:
«En verdad,
en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas,
sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por
la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas
atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca
fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas
lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán
de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les
puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso
añadió Jesús:
«En verdad,
en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido
antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la
puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará
pastos.
El ladrón no
entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan
vida y la tengan abundante».
GUÍA: “El que no entra por la puerta en el
aprisco de las ovejas…no es pastor de las ovejas.” Jesús es el Buen Pastor. Él
conoce a sus ovejas, las llama y le siguen. Visualizamos el rebaño, a las
ovejas y a Jesús que cuida de ellas. Somos su rebaño y queremos seguirle.
Busquemos al buen Pastor, seamos buen pastor para otros. SILENCIO DE
DESCUBRIMIENTO, DE LLAMADA, DE AFIRMACIÓN.
PRESENTAMOS
NUESTROS SENTIMIENTOS, LA FE Y EL AMOR AL ESPÍRITU SANTO.
INVOCAMOS
A MARÍA, MADRE Y MAESTRA.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE DIOS CON LA ORACIÓN DE JESÚS. PÀDRE NUESTRO.
CANTAMOS:
1. Vamos
hacia Ti, Señor, Jesús,
seducidos
por tu fiel amor.
Siempre
confiando en tu palabra
que habla
al corazón.
Junto a
Ti, Señor, caminaremos,
sólo tu
mirada bastará
y nos
llenarás de tu alegría,
de gozo y
de paz.
Gloria a
Dios, gloria a Dios,
siempre
serás nuestro Señor (bis)
2. Tú
serás la luz de nuestra vida,
nos darás
tu amor y tu perdón
Nos
inundará con su presencia
tu
Espíritu, Señor.
Crecerá
en nosotros la esperanza,
viviremos
en fraternidad
y
proclamaremos por la tierra
que Tú
eres nuestro Dios.