REZA Y
COMPARTE JUVENIL
TE
ENSALZARÉ, SEÑOR
GUÍA DE
ORACIÓN JUVENIL 27-06-21, Domingo 13º
del Tiempo Ordinario - Ciclo B
GUÍA:
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. Hoy venimos a tu presencia reconociendo tus favores, tu acción en nuestra vida y tu misericordia. Nuestra oración se hace alabanza para reconocer tu grandeza, se hace perdón para limpiar nuestra culpas, se hace misericordia para alcanzar misericordia. Espíritu creador, vuelve a renovar en nosotros tu aliento de vida, y tu imagen de Dios. Ven y alegra nuestro corazón y nuestro ánimo con tu luz y tu energía. SILENCIO DE ENCUENTRO, DE ALABANZA, DE ENTREGA.De la segunda
carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,7.9.13-15):
Ya que
sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y
en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad.
Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se
hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. Pues no se trata de
aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En el
momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día,
la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad. Es lo que
dice la Escritura: «Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco
no le faltaba.»
R/ Te
ensalzaré, Señor, porque me has librado
GUÍA: Sobresalís en fe, en la palabra, en
conocimiento… distinguíos en generosidad. La oración nos acerca a ti, Señor.
Escuchamos tu palabra, danos esa generosidad que nos pides. Decimos gracias por
todo lo que haces en nosotros. Haz que la generosidad se produzca en el corazón
y pase a todos los comportamientos. Eres tú mismo, tu Espíritu quien es
generoso y transforma la vida y la convivencia. Tu luz y tu calor, avive la
llama de nuestro espíritu. SILENCIO DE VISIÓN, DE ESPERANZA, DE GENEROSIDAD.
Del santo
Evangelio según san Marcos (5,21-43):
En aquel
tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su
alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un
jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies,
rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos
sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue
con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que
padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían
sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso, toda su
fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y,
acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo
tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus
hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús,
notando que, había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio le la
gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los
discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas:
"¿quién me ha tocado?"»
Él seguía
mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y
temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le
confesó todo.
Él le dijo:
«Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía
estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús
alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas;
basta que tengas fe.»
No permitió
que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de
Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los
que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les
dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está
dormida.»
Se reían de
él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus
acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
«Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).»
La niña se
puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–. Y se quedaron
viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran
de comer a la niña.
GUÍA: Levántate, dices a la hija de Jairo.
Y la niña se levanta. Basta tu palabra para librarla de la muerte. Sigue
diciendo esa palabra que levanta, para cada uno de los que lo necesitan. A la
mujer que quería ser curada, le bastó tocar tu manto y recobró la salud. Con
estos signos nos sentimos atraídos y sanados. Libera nuestros males, sana lo
enfermo, da la vida nueva a todo el que te busca. Lo visualizamos, nos sentimos
en su presencia y adoramos con fe. SILENCIO DE CERCANÍA, DE CONFIANZA, DE
PETICIÓN.
RECOGEMOS LA ORACIÓN, LO QUE MÁS NOS HA IMPACTADO, UNA FRASE PARA RECORDAR.
ADMIRAMOS,
DAMOS GRACIAS, PEDIMOS, OFRECEMOS.
INVOCAMOS
AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO.
PEDIMOS A
MARÍA QUE ACOMPAÑE NEUSTRA ORACIÓN Y NOS ENSEÑE A ACTUAR EN CADA MOMENTO.
CANTAMOS Tus palabras alientan mi vida.
"Te ensalzaré, Señor". Sí, hoy te ensalzaré porque me has librado. Cuántos días de liberación. Nos das fortaleza para seguir tu camino con alegría. Gracias, Señor. Házselo llegar a alguna persona para que también ella disfrute. Buen día.
ResponderEliminar"Y la niña se levanta. Basta tu palabra para librarla de la muerte. Sigue diciendo esa palabra que levanta, para cada uno de los que lo necesitan." Que podamos también decir y hacer palabras de vida.
ResponderEliminar«¿Quién me ha tocado el manto?» Jesús conoce la necesidad, se deja tocar y sana a la mujer. Luego le dice: Tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud. Una bonita palabra que seguro queremos escuchar. La interiorizamos y sentimos cumplida en la vida de cada día.
ResponderEliminar"Te ensalzaré, Señor, porque me has librado" La misericordia de dios es eterna. La esperamos y la agradecemos. La extendemos a nuestro alrededor.
ResponderEliminar"Sobresalís en fe, en la palabra, en conocimiento… distinguíos en generosidad." Servir para el bien hacer. ¿Qué te parece?
ResponderEliminar"contigo hablo, niña, levántate" Jesús sigue diciendo su palabra de sanación y salvación. La escuchamos hoy y nos levantamos de la tristeza, de la violencia, del mal que nos agobia. Él da la fuerza pero cuenta con nosotros.
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