¡AUMENTA NUESTRA FE!
GUÍA DE ORACIÓN JUVENIL 26-08-18
GUÍA: Invocamos al Señor.
Que su Espíritu venga sobre nosotros, en este tiempo de oración. Hacemos
espacio a Dios que conduce nuestros pasos y es la fuerza para avanzar por la
vida. Abrimos el corazón y la mente a su voz. SILENCIO
DE ENCUENTRO Y CERCANÍA
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 5, 21-32
Hermanos:
Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano.
Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia:
Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.
Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano.
Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia:
Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.
Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
GUÍA: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. El
amor es mutuo, también entre el varón y la mujer. Amar como el amor de Cristo a
su Iglesia: Un solo cuerpo. Captamos el amor como don mutuo, como el amor de Cristo.
Pedimos esta capacidad de amar por encima de todo egoísmo.
Amar el bien de
la persona amada, como para ti mismo. SILENCIO
DE VALORACIÓN, DE MEJORA, DE PETICIÓN
Del santo Evangelio según San Juan 6, 61-70
En aquel
tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
–Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso ?
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban les dijo:
–¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:
–Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.
Desde entonces muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
–¿También vosotros queréis marcharos?
Simón Pedro le contestó:
–Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.
–Este modo de hablar es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso ?
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban les dijo:
–¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:
–Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.
Desde entonces muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
–¿También vosotros queréis marcharos?
Simón Pedro le contestó:
–Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.
GUÍA: Algunos de vosotros no creen. ¿Dónde estamos nosotros?
Somos atraídos por el Padre a esa fe en Jesús? Pedimos amor, esperanza.
Tienes palabras
de vida eterna. Confiamos en ti. Aumenta nuestra fe. SILENCIO DE FE, DE AMOR MUTUO, DE ESPERANZA COMPARTIDA.
RECOGEMOS LA SÍNTESIS EN EL INTERIOR.
AGRADECEMOS, PEDIMOS, AMAMOS
INVOCAMOS A DIOS PADRE CON JESÚS: PADRE NUESTRO
PEDIMOS LA BENDICIÓN DE MARÍA, MADRE DE DIOS
REZAMOS CON EL SALMO 33
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