CINCO PANES
Y DOS PECES
GUÍA DE
ORACIÓN JUVENIL 29-07-18
GUÍA: Estamos contigo en el silencio. Eres presencia que
nos ilumina. Agradecemos tu gracia. Un nuevo día y nueva oportunidad.
Los apóstoles vuelven de sus tareas apostólicas. Jesús los invita a estar
con él en un lugar apartado. En nuestro encuentro también estás tú. Que te
encontremos y activemos nuestra fe en ti. Que nos encontremos con las personas,
con el mundo que nos rodea. SILENCIO DE ENCUENTRO,
FE Y DISPONIBILIDAD
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Efesios (4,1-6):
Yo, el
prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que
habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos,
sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu
con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es
la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe,
un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo,
y lo invade todo.
GUÍA: San Pablo habla a los Efesios y hoy nos habla a
nosotros. Aconseja vivir según la vocación, según la misión que se nos ha dado.
Ahí en el corazón, reconocemos nuestra misión,
aquello que podemos aportar a la humanidad. Nos alegra y alegra a esas personas
que dependen o se relacionan con nosotros.
Humildes, amables, comprensivos … son
valores que nos hacen testigos del Señor resucitado. ¿Esto nos distingue como
creyentes, testigos de Jesús?
Sabed sobrellevar unos las cargas de los otros en el vínculo de la unidad.
Animamos esat unidad en el corazón y en la práctica diaria. SILENCIO DE ESCUCHA, DE TESTIGOS DE JESÚS, DE DESEO DE UNIDAD.
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):
En aquel
tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades).
Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los
enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
Jesús
entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues
bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe
contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un
pedazo.»
Uno de sus
discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho
que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para
tantos?»
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo.»
Había mucha
hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús
tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban
sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se
saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada
se desperdicie.»
Los
recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de
cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente
entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta
que tenía que venir al mundo.»
Jesús
entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra
vez a la montaña él solo.
GUÍA: Jesús sube a la montaña y los
discípulos con él. Ve la necesidad de la gente y se pregunta: ¿Cómo compraremos
pan para tanta gente?
Un joven presenta cinco panes y dos peces. Con eso, Jesús se dispone a
multiplicarlos. Nosotros, ¿aportamos nuestros panes y peces, nuestras
cualidades, para satisfacer las necesidades de nuestro alrededor?. Hablemos con
Jesús y ofrezcamos lo que somos y tenemos para dar respuesta a tantas
necesidades materiales y espirituales. SILENCIO
DE RECONOCIMIENTO DE RESPUESTA
RECOGEMOS
LA ORACIÓN, RECORDAMOS UNA FRASE.
AGRADECEMOS,
PEDIMOS, OFRECEMOS
INVOCAMOS A
MARÍA NUESTRA MADRE Y DE TODA LA HUMANIDAD
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE DIOS, JUNTO CON JESÚS: PADRE NUESTRO
TU ERES
SEÑOR EL PAN
(Aragués)
(Aragués)
CORO
Quien come
de este Pan, vivirá eternamente. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Aquel que
venga a Mi, no padecerá más hambre. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Mi carne es el manjar, y mi sangre es la bebida. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Mi carne es el manjar, y mi sangre es la bebida. Tú eres, Señor, el pan de vida.
El Pan que
Yo daré, ha de ser mi propia Carne. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Quien come
de mi carne, mora en Mi y Yo en él. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Bebed todos de él, es el Cáliz de mi Sangre. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Bebed todos de él, es el Cáliz de mi Sangre. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Yo soy el
Pan de Vida, que ha bajado de los cielos. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Si no
coméis mi Carne, no tendréis Vida en vosotros. Tú eres, Señor, el pan de
vida.
Si no
bebéis mi Sangre, no tendréis Vida en vosotros. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Quien bebe de mi Sangre, tiene ya la Vida eterna. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Quien bebe de mi Sangre, tiene ya la Vida eterna. Tú eres, Señor, el pan de vida.
Mi Cuerpo
recibid entregado por vosotros. Tú eres, Señor, el pan de vida.
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