REINO DE LOS CIELOS
GUÍA DE ORACIÓN JUVENIL 23-07-17
GUÍA: La vida del Espíritu ha de
crecer en cada uno de nosotros. Tenemos distintas oportunidades de aprender
cosas. Nos queremos formar de muchas maneras. Pero tú, Padre, nos enseñas el
conocimiento de la verdad, el conocimiento del verdadero amor. La oración de
hoy nos presenta estas dos oportunidades: ser semilla, ser levadura o ser la
cizaña que crece a nuestro lado. Abrimos el corazón para recibir la luz del
Espíritu. El Reino de los cielos se construye poco a poco
y cuenta contigo. SILENCIO DE
ENCUENTRO CON EL SEÑOR, TOMA DE CONCIENCIA.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Romanos (8,26-27):
El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
GUÍA: EL Espíritu viene en ayuda de
nuestra debilidad. Él es quien fortalece la fe, quien pide al Padre lo que nos hace falta. Su clamor llega al
Padre. Dejemos en la oración espacio al Espíritu y abramos nuestro corazón para
que realice su obra. Padre, danos el Espíritu que revitalice nuestro ser. Danos
el Espíritu que construya tu reino. SILENCIO
DE PETICIÓN, DE LUZ Y DE ACOGIDA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(13,24-43):
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero."»
Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré los secretos desde la fundación del mundo.»
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará sus ángeles y arrancarán de su reino a todos los corruptos y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su padre. El que tenga oídos, que oiga.»
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero."»
Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré los secretos desde la fundación del mundo.»
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará sus ángeles y arrancarán de su reino a todos los corruptos y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su padre. El que tenga oídos, que oiga.»
GUÍA: La semilla y la cizaña se dan
juntas. La vida recoge la semilla y recoge la cizaña. Nuestra historia se
escribe en la lucha de estas dos realidades. El reino de Dios se apoya en la
buena semilla y agosta la cizaña. Tenemos la oportunidad de dar la vida a la
semilla. Pidamos a Jesús y al Espíritu su presencia. SILENCIO DE SERVICIO, DE ESTAR CON EL PADRE DIOS, CON EL HIJO Y CON EL
ESPÍRITU.
SINTETIZAMOS
LA ORACIÓN
AGRADECEMOS,
PEDIMOS, OFRECEMOS
CON JESÚS
NOS DIRIGIMOS AL PADRE: PADRE NUESTRO que está en el cielo…
INVOCAMOS A MARÍA, madre y amiga en el camino.
CANTAMOS
Sois la semilla que ha de crecer,
sois estrella que ha de brillar,
sois levadura, sois grano de sal,
antorcha que ha de alumbrar.
Id, amigos, por el mundo
anunciando el amor.
Mensajeros de la vida,
de la paz y el perdón.
Sed, amigos, los testigos
de mi Resurrección
Id llevando mi presencia,
con vosotros estoy.
Sois la mañana que vuelve a nacer,
sois espiga que ha de granar,
sois aguijón y caricia a la vez,
testigos que voy a enviar
Sois una llama que ha de encender,
resplandores de fe y caridad,
sois los pastores que han de guiar
al mundo por sendas de paz
Sois los amigos que quise escoger,
sois palabras que intento gritar,
sois reino nuevo que empieza a engendrar
justicia, amor y verdad.
sois estrella que ha de brillar,
sois levadura, sois grano de sal,
antorcha que ha de alumbrar.
Id, amigos, por el mundo
anunciando el amor.
Mensajeros de la vida,
de la paz y el perdón.
Sed, amigos, los testigos
de mi Resurrección
Id llevando mi presencia,
con vosotros estoy.
Sois la mañana que vuelve a nacer,
sois espiga que ha de granar,
sois aguijón y caricia a la vez,
testigos que voy a enviar
Sois una llama que ha de encender,
resplandores de fe y caridad,
sois los pastores que han de guiar
al mundo por sendas de paz
Sois los amigos que quise escoger,
sois palabras que intento gritar,
sois reino nuevo que empieza a engendrar
justicia, amor y verdad.