GUÍA DE ORACIÓN JUVENIL 30-04-17
GUÍA: Es el
tercer domingo de Pascua. Tu resurrección se extiende por el mundo y el
universo. Eres el hombre nuevo que da gloria al Padre y a quien nos
unimos para alabarle con mayor intensidad en nuestro corazón y todo el ser. Aquí
en nuestro interior te vemos luz del mundo y luz para todos. Te
aclamamos, te alabamos por tu vida en el Padre, por tu vida entre nosotros. Te
glorificamos Dios Santo y Santificador. SILENCIO DE GLORIA, ALABANZA, AMOR,
ADORACIÓN.
De la primera carta del apóstol san Pedro (1,17-21):
Queridos hermanos: Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, pues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.
GUÍA: Toma en serio tu proceder en esta vida, ya que serás
juzgado según tus obras, sin parcialidad. El Padre por el Espíritu te llama y
te salva en Cristo. Lo resucitó y le dio
gloria como a hijo. En Él estamos salvados. Aviva la confianza y el empeño
caminando en tu camino junto a Él. No
falla y va delante de todas nuestras SILENCIO CONFIADO, DISPONIBLE Y DE
DISCÍPULO AMIGO.
Del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):
Aquel mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios;
iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».
Él les dijo: «¿Qué?».
Ellos le contestaron:
«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».
Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea a donde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Pero él desapareció de su vista.
Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
GUÍA: La marcha
de la humanidad hacia la liberación pasa por la cruz, desánimos, y retrocesos.
Los discípulos de Emaús hablaban de lo acontecido a Jesús y se iban lejos.
Jesús los alcanza, les explica las escrituras y cómo el Mesías tenía que sufrir
para entrar en su gloria. Nuestro camino ¿qué características tiene? Seguro que
también las Escrituras nos comunican la trayectoria de Jesús y cuál ha de ser
la nuestra. Escuchamos sus palabras. Comemos
de su pan. SILENCIO QUE NOS ACERCA A LOS
DISCÍPULOS, A JESÚS Y A NUESTRA REALIDAD.
SINTETIZAMOS NUESTRA ORACIÓN. Una frase para recordar.
PEDIMOS, OFRECEMOS, AGRADECEMOS,
ADORAMOS.
PADRE NUESTRO con Jesús.
INVOCAMOS A MARÍA, nuestra madre.
CANTAMOS
Letra de Resucitó, de Kiko Arguello
Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
Aleluya, aleluya, aleluya, ¡Resucitó!
La muerte, dónde está la muerte,
dónde está mi
muerte, dónde su victoria.
Gracias, sean dadas al Padre, que nos pasó a Su Reino,
donde se vive
de Amor.
Resucitó,
resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
Alegría,
alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos, es que Resucitó.
Resucitó,
resucitó, resucitó, ¡Aleluya!
Si con Él morimos, con Él vivimos,
con Él
cantamos: ¡Aleluya! Aleluya, aleluya, aleluya,
¡Resucitó!
Resucitó, resucitó, resucitó, ¡Aleluya!