CRISTO REY DEL UNIVERSO

                                                               ORACIÓN JUVENIL 20-11-16

GUÍA: Fiesta de Cristo Rey. Estamos ante Jesús resucitado, le visualizamos glorioso y aclamado como rey. Nos unimos a la manifestación de toda la humanidad. Nosotros ahí entre todos. Reconozcamos a Jesús como Señor de cielo y tierra. En el silencio del corazón proclamamos su realeza, aunque a veces sea rechazado. SILENCIO ADORADOR, DE AMIGO.

De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,12-20):

Hermanos: Demos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor,
por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades; todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

GUÍA:  En tiempos de tu preparación a la Primera Comunión te considerabas amigo de Jesús. Quizás estás preparando la Confirmación o ya te has confirmado. ¿Qué te dice este texto? Jesús sigue siendo Dios, nos saca de la oscuridad y nos lleva al reino de su Padre Dios. Es cabeza del cuerpo de la Iglesia. Todos los creyentes  estamos unidos a Él por el Bautismo. Revisamos nuestro compromiso con Jesús. Ahora es el momento de renovar tu fe, de avivar las llamas que quizás están decayendo. Pídele que te ayude a ser su amigo de verdad. SILENCIO DE EXAMEN Y COMPROMISO, DE PERDÓN Y AMISTAD.

Del santo evangelio según san Lucas (23,35-43):

En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo».
Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

GUÍA: Jesús rey de los judíos, rey de los corazones, rey de los que caminan en el bien. Rey humilde que promete el paraíso al buen ladrón y a los que confían en Él. Nuestro encuentro nos coloca en la situación de pedirle también: Acuérdate de mí cuando estés en tu reino. Nos sentimos recordados por Jesús, amados, perdonados y acompañados. La verdad de Dios se queda en cada uno de nosotros y espera que también le recuerdes en el pequeño reino del día a día, en el pequeño reino de tu juventud. Es tu oportunidad, confíale tu presente y tu futuro. SILENCIO DE FIDELIDAD A LO PROMETIDO

OFRECEMOS AL PADRE nuestra disponibilidad

PEDIMOS…

ALGO PARA  RECORDAR búscalo en tu interior

INVOCAMOS A MARÍA

PADRE NUESTRO te agradecemos 

el don de Jesús, con su oración.

CANTAMOS

PUEBLO DE REYES, ASAMBLEA SANTA,

PUEBLO SACERDOTAL, PUEBLO DE DIOS,

BENDICE A TU SEÑOR

 1. Te cantamos, oh Hijo amado del Padre,

Te alabamos, eterna palabra salida de Dios.

Te cantamos, oh Hijo de la Virgen María,

Te alabamos, oh Cristo, nuestro hermano, nuestro Salvador.

2.Te cantamos a ti, esplendor de la gloria,

Te alabamos, estrella radiante que anuncias el día.

Te cantamos, oh luz que iluminas nuestras sombras.

Te alabamos, antorcha de la nueva Jerusalén.