GUÍA: Buenos días, Padre
Dios. Hemos pasado una semana más. Hemos
estado juntos en el camino. Jesús Resucitado y el Espíritu también nos han
acompañado. Cuando vamos juntos, la vida tiene otro sabor, el tiempo se ilumina.
Gracias, por tu presencia. Juntos hemos caminado, hemos encontrado momentos de
acción y de espera. Dar sentido a lo que hacemos es importante. Actuar desde nosotros mismos
pero también llegar a los demás y Tú en medio de nosotros. Repasamos la semana
vivida. Nos disponemos a escuchar la voz del Señor. SILENCIO MEDITATIVO, AGRADECIDO
Y ABIERTO.
Del santo
evangelio según san Juan (8,1-11):
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
- «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
- «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
- «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
- «Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
- «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
- «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
- «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
- «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
- «Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
- «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
GUÍA: Acompañamos a Jesús en el templo de Jerusalén. Estamos entre la gente.
Observamos. Una mujer es traída ante Jesús para que la juzgue. Jesús escribe en
el suelo. Ante la insistencia: El que esté libre de pecado que le tire la
primera piedra. La mujer se queda sola ante Jesús. ¡Cuánta compasión y dolor en
el corazón de Jesús. Cuánto dolor en el corazón de la mujer!. Él le pregunta:
¿nadie te condenó?. Ninguno, Señor. Tampoco yo te condeno. Anda, y no peques
más. Si cambiamos el personaje y nos ponemos en su lugar, seguro que afloran
muchos sentimientos. Reproducimos la escena y nos sentimos perdonados, amados,
agradecidos. SILENCIO CERCANO, ARREPENTIDO,
AGRADECIDO.
OFRECEMOS nuestra oración al Señor y nuestra respuesta.
PETICIONES
COMPARTIMOS
PADRE NUESTRO unidos a todos los jóvenes del mundo.
CANTAMOS:
"Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás,
contigo por el camino, Santa María va./Ven con nosotros a caminar, Santa María,
ven”
v
ResponderEliminarFlores y piedras. Que perdonemos y seamos perdonados.
ResponderEliminar«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».- «Ninguno, Señor».
ResponderEliminar- «Tampoco yo te condeno. Anda, y no peques más»." Están los dos: la pecadora y Jesús. ¿nos imaginamos a nosotros en esa situación?... Liberados por él. Vueltos a la vida. Dios recogerá nuestra vida en sus manos.
"todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba."Jesús está comprometido con la misión que el Padre le ha encargado, predicar la Buena noticia de la salvación.Dar a conocer al Padre. Hoy la gente sigue teniendo sed de felicidad y plenitud. Jesús sigue enseñando y dando a conocer al Padre Dios. Necesita de amigos que le ayuden en esta tarea. Señor, enséñanos a creer y compartir nuestra fe.
ResponderEliminar«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».Nos hace pensar en el propio fallo, no en el fallo de los otros. A veces juzgamos a los demás y nos olvidamos de que hemos fallado más de una vez. Actuemos rectamente y dejemos que juzgue Dios. No es cuestión de atacar a otros cuando se está en la misma situación que ellos.
ResponderEliminar"Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va." Pedimos a María nos acompañe y seamos pacificadores, no jueces. Cada uno somos responsables de nuestros actos.
ResponderEliminar"La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?»." Le ponen en apuro para ver su opinión. La ley manda... pero Él está más allá de la ley y sabe perdonar. ¿Nos cuesta perdonar? ¿Comprendemos al que cae?
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