SÍNODO JÓVENES, PREPARACIÓN 3
Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional
XV ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
DOCUMENTO PREPARATORIO (fragmento)
Quien
es joven hoy vive la propia condición en un mundo diferente al de la generación
de sus padres y de sus educadores. No sólo el sistema de obligaciones y
oportunidades cambia con las transformaciones económicas y sociales, sino que
mudan también, subyacentemente, deseos, necesidades, sensibilidades y el modo
de relacionarse con los demás. Por otra parte, si desde un cierto punto de
vista es verdad que con la globalización los jóvenes tienden a ser cada vez más
homogéneos en todas las partes del mundo, se mantienen sin embargo, en los
contextos locales, peculiaridades culturales e institucionales que tienen
repercusiones en el proceso de socialización y de construcción de la identidad.
El
desafío de la multiculturalidad atraviesa particularmente el mundo juvenil, por
ejemplo, con las peculiaridades de las “segundas generaciones” (es decir, de
aquellos jóvenes que crecen en una sociedad y en una cultura diferentes de las
de sus padres, como resultado de los fenómenos migratorios) o de los hijos de
parejas de algún modo “mixtas” (desde el punto de vista étnico, cultural y/o
religioso).
En
muchas partes del mundo los jóvenes experimentan condiciones de particular
dureza, en las que se hace difícil abrir el espacio para auténticas opciones de
vida, en ausencia de márgenes, aunque sean mínimos, de ejercicio de la
libertad. Pensemos en los jóvenes en situación de pobreza y exclusión; en los
que crecen sin padres o familia, o no tienen la posibilidad de ir a la escuela;
en los niños y chicos de la calle de tantas periferias; en los jóvenes
desempleados, abandonados y migrantes; en los que son víctimas de explotación,
trata y esclavitud; en los niños y chicos reclutados a la fuerza en bandas
criminales o en milicias irregulares; en las niñas esposas o chicas obligadas a
casarse contra su voluntad. Son demasiados en el mundo los que pasan
directamente de la infancia a la edad adulta y a una carga de responsabilidad
que no han podido elegir. A menudo, las niñas, las chicas y las mujeres jóvenes
deben hacer frente a dificultades aún mayores en comparación con sus coetáneos.
Estudios
conducidos a nivel internacional permiten identificar algunos rasgos
característicos de los jóvenes de nuestro tiempo.
Pertenencia
y participación
Los
jóvenes no se perciben a sí mismos como una categoría desfavorecida o un grupo
social que se debe proteger y, en consecuencia, como destinatarios pasivos de
programas pastorales o de opciones políticas. No pocos de ellos desean ser
parte activa en los procesos de cambio del presente, como confirman las
experiencias de activación e innovación desde abajo que tienen a los jóvenes
como principales, aunque no únicos, protagonistas.
La
disponibilidad a la participación y a la movilización en acciones concretas, en
las que el aporte personal de cada uno es ocasión de reconocimiento de
identidad, se articula con la intolerancia hacia ambientes en los que los
jóvenes sienten, con razón o sin ella, que no encuentran espacio y no reciben
estímulos; esto puede llevar a la renuncia o al cansancio para desear, soñar y
proyectar, como demuestra la difusión del fenómeno de los NEET (not
in education, employment or training, es decir, jóvenes que no se
dedican a una actividad de estudio ni de trabajo ni de formación profesional).
La discrepancia entre los jóvenes pasivos y desanimados y los emprendedores y
vitales es el fruto de las oportunidades ofrecidas concretamente a cada uno en
el contexto social y familiar en el que crece, además de las experiencias de
sentido, relación y valor adquiridas incluso antes del inicio de la juventud.
La falta de confianza en sí mismos y en sus capacidades puede manifestarse,
además de en la pasividad, en una excesiva preocupación por la propia imagen y
en un dócil conformismo a las modas del momento.
Puntos
de referencia personales e institucionales
Varias
investigaciones muestran que los jóvenes sienten la necesidad de figuras de
referencia cercanas, creíbles, coherentes y honestas, así como de lugares y
ocasiones en los que poner a prueba la capacidad de relación con los demás (tanto
adultos como coetáneos) y afrontar las dinámicas afectivas. Buscan figuras
capaces de expresar sintonía y ofrecer apoyo, estímulo y ayuda para reconocer
los límites, sin hacer pesar el juicio.
Desde
este punto de vista, el rol de padres y familias sigue siendo crucial y a veces
problemático. Las generaciones más maduras a menudo tienden a subestimar las
potencialidades, enfatizan las fragilidades y tienen dificultad para entender
las exigencias de los más jóvenes. Los padres y los educadores adultos pueden
tener presente sus errores y lo que no les gustaría que los jóvenes hiciesen,
pero a menudo no tienen igualmente claro cómo ayudarles a orientar su mirada
hacia el futuro. Las dos reacciones más comunes son la renuncia a hacerse
escuchar y la imposición de sus propias elecciones. Padres ausentes o
hiperprotectores hacen a los hijos más frágiles y tienden a subestimar los
riesgos o a estar obsesionados con el miedo a equivocarse.
Los
jóvenes sin embargo … tienen un fuerte deseo de diálogo abierto entre pares.
Este capítulo del documento: “Nuevas generaciones” presenta al mundo joven.
Algunas
palabras importantes:
mundo diferente , deseos, necesidades, sensibilidades y el modo de relacionarse
con los demás, opciones de vida, referencias personales e institucionales…
ACCIÓN
· Lee cada párrafo y saca una frase o dos que
lo resuma.
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con tus amigos o con personas de confianza sobre ello.
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tus soluciones. Las puedes comentar o preguntar en el blog.
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con Jesús sobre este tema y escucha alguna de sus palabras. Reza, pídele ayuda, ofrece tu colaboración para mejorar el mundo.