GUÍA: Queremos rezar con las Lecturas de este domingo quinto de Pascua. Aquí
estamos, Señor. Sabemos que Tú nos ves y nos amas. Estás en nuestro interior.
Todas nuestras sendas te son familiares. Nos conoces y nos acompañas. Danos tu
Espíritu que nos ilumine y nos haga oír tu Palabra para nosotros, entenderla y
hacerla nuestra. Dejamos espacio para tu
presencia, sentimos tu amor. SILENCIO DE ACOGIDA.
Del libro del
Apocalipsis (21,1-5a):
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y
la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la
nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una
novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde
el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres: acamparé entre ellos.
Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las
lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque
el primer mundo ha pasado.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago nuevo.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago nuevo.»
GUÍA: Estamos ante la visión que nos presenta la Palabra. Un cielo nuevo y una
tierra nueva, la nueva Jerusalén adornada para Dios. Ellos serán su pueblo y
Dios será su Dios. Todo preparado para que Él sea Señor del mundo. El universo
recreado por Dios y hecho nuevo. Todos los hombres y mujeres santificados con
su presencia. Visualizamos todo este mundo y nos sentimos inmersos en su
grandeza y amor. SILENCIO DE ESCUCHA Y
ADORACION.
Del santo
evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35):
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»
·
GUÍA: La Lectura nos vuelve a llevar al cenáculo, a la despedida de Jesús.
El Hijo del hombre será glorificado, y el Padre será glorificado en Él. Jesús
se considera glorificación del Padre. Nos unimos a sus sentimientos y
reflexionamos cómo es glorificado el Padre en nuestra vida, cómo es glorificado
en cada una de sus criaturas, y también en el universo.
·
Nos deja su
mandato: como yo os he amado, amaos también entre vosotros. Abrimos un diálogo
con Jesús. Le hablamos del amor entre nosotros, de las dificultades y de los
logros. Dejamos que su Espìritu nos
llene y nos disponga a acoger el amor para poder repartirlo, haciéndole
presente a Él. SILENCIO DE ENCUENTRO Y
CONVERSIÓN.
PRESENTAMOS nuestra oración al Padre y
agradecemos su presencia.
QUEREMOS … compromiso
PETICIONES
PADRE NUESTRO con toda al humanidad.
INVOCAMOS A MARÍA
Aleluya, Aleluya, Aleluya,
Aleluya, Aleluya, Aleluya.
Porque Cristo nuestro hermano,
ha resucitado, María alégrate (bis).
Porque Cristo nuestro hermano,
nos ha redimido, María alégrate (bis).
Porque Cristo nuestro hermano,
Nos ha redimido, María alégrate (bis).
Aleluya, Aleluya, Aleluya.
Porque Cristo nuestro hermano,
ha resucitado, María alégrate (bis).
Porque Cristo nuestro hermano,
nos ha redimido, María alégrate (bis).
Porque Cristo nuestro hermano,
Nos ha redimido, María alégrate (bis).
Un nuevo cielo y una nueva tierra. Campo de Dios que crece y se multiplica. ¿Participamos con Jesús en este resurgir?
ResponderEliminar«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él." En cada uno de nosotros el Señor se manifiesta y glorifica al Padre. Dejemos que actúe y haga santo lo que necesita ser purificado.
ResponderEliminar«Ésta es la morada de Dios con los hombres: acamparé entre ellos." La nueva Jerusalén, el nuevo pueblo de Dios, cada uno de nosotros miembro de ese pueblo. Sentimos su presencia, la acción del Espíritu viva y eficaz en cada momento.
ResponderEliminarDanos tu Espíritu que nos ilumine y nos haga oír tu Palabra para nosotros, entenderla y hacerla nuestra. El Espíritu planeaba en el universo durante la creación. Actuaba en la encarnación, en la resurrección y en toda la historia de la humanidad. Ha sido derramado en nuestros corazones. Acojámosle. Gracias, Padre.
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