ORACIÓN 31-01-2016
GUÍA: Padre Dios, estoy, estamos aquí. Sabemos que Tú estás en medio de nosotros.
Estás en la vida de cada día y ahora especialmente te encontramos en el
silencio, en nuestro interior. Al sentir tu presencia, te adoramos y damos
gracias por la semana que hemos pasado cerca de Tí. Por las veces que te hemos
reconocido en las personas y en las situaciones. Danos luz para conocerte y
amarte. Deja que tu Espíritu baje sobre nosotros, que aclare nuestras dudas,
que nos libre del temor y de todo lo que nos aleja de ti. SILENCIO DE PRESENCIA DE DIOS, AGRADECIMIENTO, PETICIÓN.
Del libro de Jeremías (1,4-5.17-19):
En los días de Josías, recibí esta palabra del
Señor: «Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del
seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles. Tú cíñete los
lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no,
yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en
columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los
reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo.
Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.»
GUÍA: Jeremías recibe la Palabra: Te escogí. Te
consagré. No tengas miedo. Te convierto en plaza fuerte. En el silencio se nos
comunica esa misma Palabra. Hagamos eco de ella en nosotros. Recibámosla y
acojamos lo que quiere de cada uno. Es amor generoso, fortaleza, seguridad. El
amor de Dios nos envuelve y cobija. Él nos quiere sus mensajeros, instrumentos
donde pueda manifestar su gloria. ¿Cómo será eso? Dijo María. Y dijo Sí. SILENCIO AGRADECIDO, CONFIADO, ALEGRE.
Hoy se celebra la fiesta de San Juan Bosco, Fundador de la
Familia Salesiana. Fue un escogido por Dios para Padre y Maestro de los
jóvenes. Damos gloria a Dios por esta elección, por su acción en la vida de los jóvenes.
De la
primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31–13,13):
Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a
mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y
de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos
platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los
secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo
amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme
quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable;
no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se
irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza
con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites,
aguanta sin límites. El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará.
¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es
nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto,
lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como
un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de
niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi
conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En
una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es
el amor.
GUÍA: Seguimos ente el Señor, escuchando su
Palabra. Los carismas son distintos. Cada uno es agraciado por los dones del
Señor. Pero todos están en el amor. Confrontemos nuestro ser y actuar con esta
palabra. ¿El amor está en todo lo que hacemos? Danos, Señor tu Espíritu de amor
y que actúe en el mundo a través de nuestras manos. SILENCIO ACOGEDOR, MISERICORDIOSO,
Del
santo evangelio según san Lucas (4,21-30):
En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la
sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se
admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es
éste el hijo de José?»
Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel
refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo
que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»
Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien
mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos
de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una
gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías,
más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos
había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos
fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron
furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del
monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se
abrió paso entre ellos y se alejaba.
GUÍA:
Seguimos la narración de la presencia de Jesús en la sinagoga de su pueblo. La
gente se admira de su sabiduría. Luego la situación se complica y casi lo
despeñan. No basta admirar, es necesario tener un corazón bueno. No importa la procedencia, importa el
corazón. Nuestro encuentro con Jesús puede ser auténtico, desde el corazón, o
no tanto. Puestos ante Él, dejemos que su bondad y misericordia convierta
nuestros corazones. Acojamos su presencia y su perdón. ¿Nos dejamos encontrar? SILENCIO AMIGO, CONFIADO, CREYENTE.
OFRECEMOS
al Padre nuestra oración y compromiso.
PRESENTAMOS
nuestras peticiones.
UNIDOS a toda la humanidad, desde todos los corazones
hacemos la oración de Jesús: PADRE
NUESTRO
INVOCAMOS
A MARÍA, nuestra madre.
MADRE OYEME
Madre
óyeme, mi plegaria es un grito en la noche
Madre
guíame en la noche de mi juventud
Madre
sálvame, mil peligros acechan mi vida
Madre
lléname, de esperanza, de amor y de fe.
Madre
guíame, en las sombras no encuentro el camino
Madre
llévame, que a tu lado feliz estaré
Madre una
flor, una flor con espinas que es bella
Madre una
amor, un amor que ha empezado a nacer
Madre
sonreír, sonreír aunque llore en el alma
Madre
construir, caminar aunque vuelva a caer.
Madre
solo soy el anhelo y la carne que lucha
Madre
tuyo soy, en tus manos me vengo a poner
Madre
óyeme, mi plegaria es un grito en la noche
Madre
guíame en la noche de mi juventud.