REZA Y
COMPARTE JUVENIL
TE BASTA
MI GRACIA
GUÍA DE
ORACION 07-07-23 , XIV Domingo del tiempo ordinario. Ciclo B
GUÍA: Nos disponemos a elevar el corazón
hacia Dios. Es el Domingo XIV del tiempo Ordinario. La vida sigue su ritmo, los
hechos se suceden y nosotros vivimos tocando la realidad y envolviéndola con
amor de Dios y con nuestra presencia. Te basta mi gracia, le dice Dios a Pablo.
Hoy sigue diciéndolo en nuestra vida, confiada a su cercanía. SILENCIO DE
VISIÓN, DE ENCUENTRO, DE CONFIANZA.
Lectura de la segunda carta del Apóstol San
Pablo a los Corintios 12, 7-10
Hermanos:
Para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un emisario de
Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres veces le he
pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido:
«Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad».
Así que muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la
fuerza de Cristo.
Por eso vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las
privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque
cuando soy débil, entonces soy fuerte.
GUÍA: La debilidad nos abruma a veces, si
acudimos a Dios nos habla y dice: Te basta mi gracia. Caminemos por sus caminos
y confiados que se cumpla como se cumplió muchas veces en nosotros y en los
demás. Padre Dios. Aquí estamos, somos tuyos y nos envías. Camina con cada uno y acércale a tu bondad, tu fuerza,
tu esperanza. SILENCIO DE PRESENCIA, DE CAMINO, DE FUTURO.
Salmo
Sal. 122, 1-2a. 2bcd. 3-4
R. Nuestros ojos están en el Señor,
esperando su misericordia
A ti levanto
mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R.
Como están
los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia. R.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos. R.
Lectura
del santo Evangelio según San Marcos 6, 1-6
En aquel
tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía
se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos
milagros que realizan sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María,
hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con
nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su
casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las
manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
GUÍA: Jesús se siente rechazado en su
ciudad. No entienden sus palabras, sus signos. ¿Cómo es esto?, se dicen. Somos
duros de mente y de corazón en ocasiones. Jesús se da cuenta. Se va a otros
regiones cercanas. Jesús, ayuda nuestro corazón e ilumina nuestra mente para
que te conozcamos y te acojamos. Lo pedimos en silencio. SILENCIO DE
PETICIÓN, DE ACEPTACIÓN, DE ENCUENTRO VERDADERO.
RECOGEMOS LA SÍNTESIS DE NUESTRA ORACIÓN: UNA FRASE PARA
RECORDAR.
PRESENCIA, FE, AGRADECIMIENTO,
RESPUESTA.
INVOCAMOS A MARÍA, NUESTRA MADRE,
PARA QUE NOS ACOMPAÑE EN EL CAMINO.
CON JESÚS NOS DIRIGIMOS AL PADRE:
PADRE NUESTRO…
CANTAMOS.
CREO EN
JESUS Creo en Jesús, creo en Jesús, Él es mi amigo, es mi alegría, Él es mi
amor, creo en Jesús, Creo en Jesús, Él es mi Salvador.
El llamó a
mi puerta, me invito a compartir su heredad; seguiré a su lado, llevaré su
mensaje de paz. Ayudó al enfermo y le trajo la felicidad; defendió al humilde,
combatió la mentira y el mal.
Día y noche
creo en Jesús, Él está a mi lado, creo en Jesús. Sigo sus palabras, creo en
Jesús, doy por El la vida, ceo en Jesús. Es mi Salvador.
Enseño a
Zaqueo a partir su hacienda y su pan; alabó a la viuda porque dio cuanto pudo
ella dar. Aleluya, creo en Jesús, Él es el Mesías, creo en Jesús. Él es mi
esperanza, creo en Jesús, vive para siempre, creo en Jesús. Es mi Salvador.
Te basta mi gracia. Escuchamos a Jesús y confiamos
ResponderEliminarS 122 "Están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia." En el interior , Dios consuela a sus hijos y derrama su gracia. Confiamos.
ResponderEliminar"me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo." Pablo se confía a la fuerza de Cristo y su misericordia. Lo interiorizamos y confiamos en él.
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