Seguimos
reflexionando sobre el mensaje del Papa. Saca lo más importante y actúa en tu ambiente, en la
Iglesia y en el mundo.
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES 2019
Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en
misión en el mundo
Fragmento 2
…
La Iglesia
está en misión en el mundo: la fe en Jesucristo nos da la dimensión justa de todas las
cosas haciéndonos ver el
mundo con los ojos y el corazón de Dios; la esperanza nos abre a
los
horizontes eternos de la vida divina de la que participamos
verdaderamente; la caridad,
que
pregustamos en los sacramentos y en el amor fraterno, nos conduce
hasta los confines de la
tierra (cf. Mi 5,3; Mt 28,19; Hch 1,8; Rm 10,18). Una Iglesia
en salida hasta los últimos confines
exige una conversión misionera constante y permanente. Cuántos santos, cuántas mujeres y
hombres de fe nos dan testimonio, nos muestran que es posible y
realizable esta apertura
ilimitada, esta salida misericordiosa, como impulso urgente del
amor y como fruto de su intrínseca
lógica de don, de sacrificio y de gratuidad
(cf. 2 Co 5,14-21). Porque ha de ser hombre de Dios
quien a Dios tiene que predicar (cf. Carta apost. Maximum illud).
Es un mandato que nos toca de cerca: yo soy siempre una misión; tú eres siempre una misión;
todo bautizado y bautizada
es una misión. Quien ama se pone en movimiento, sale de sí mismo,
es atraído y atrae, se
da al otro y teje relaciones que generan vida. Para el amor de Dios nadie es
inútil e insignificante. Cada uno de
nosotros es una misión en el mundo
porque es fruto del amor
de Dios. Aun cuando mi padre y mi madre hubieran traicionado el
amor con la mentira, el odio y la
infidelidad, Dios
nunca renuncia al don de la vida, sino que destina a todos sus hijos,
desde
siempre, a su vida divina y eterna (cf. Ef 1,3-6).
de la muerte, nos regenera a imagen y semejanza de Dios y nos introduce en el cuerpo de
Cristo
que es la Iglesia. En este sentido, el bautismo es realmente
necesario para la salvación porque
nos garantiza que somos hijos e hijas en la casa del Padre,
siempre y en todas partes, nunca
huérfanos, extranjeros o
esclavos. Lo que en el
cristiano es realidad sacramental —cuyo
cumplimiento es la eucaristía—, permanece como vocación y destino para todo hombre y mujer
que espera la conversión y la salvación. De hecho, el
bautismo es cumplimiento
de la promesa
del don divino que hace al ser humano hijo en el Hijo. Somos hijos
de nuestros padres naturales,
pero en el bautismo se nos da la paternidad originaria y la maternidad
verdadera: no puede tener
a Dios como padre quien no tiene a la Iglesia como madre (cf. San
Cipriano, La unidad de la
Iglesia católica, 4).
Así, nuestra misión radica en la paternidad de Dios y en la maternidad de la
Iglesia, porque el
envío manifestado
por Jesús en el mandato pascual es
inherente al bautismo: como
el Padre me
ha enviado así también os envío yo, llenos del Espíritu Santo para la reconciliación del mundo (cf.
Jn 20,19-23; Mt 28,16-20). Este envío compete al cristiano, para que a nadie le falte el anuncio de
su vocación a hijo
adoptivo, la certeza de su dignidad personal y del valor intrínseco de toda vida
humana desde su concepción hasta la muerte natural. El secularismo creciente, cuando se hace
rechazo positivo y cultural de la activa paternidad de Dios en
nuestra historia, impide
toda
auténtica fraternidad universal, que se expresa en
el respeto recíproco de la vida de cada uno.
Sin el Dios de Jesucristo, toda diferencia se reduce a una amenaza
infernal haciendo imposible
cualquier acogida fraterna y la unidad fecunda del género humano.
2
El destino universal de la salvación ofrecida por Dios en Jesucristo condujo a Benedicto XV a
exigir la superación de toda
clausura nacionalista y etnocéntrica, de toda
mezcla del anuncio del
apostólica Maximum illud, el Papa recordaba que la universalidad divina de la misión de la Iglesia
exige la salida de una pertenencia exclusiva a la propia patria y
a la propia etnia. La apertura
de la
cultura y de la comunidad a la novedad salvífica de
Jesucristo requiere la superación de toda
introversión étnica y eclesial impropia. También hoy la Iglesia sigue necesitando hombres y
mujeres
que, en virtud de su bautismo,
respondan generosamente a la llamada a salir de su
propia casa, su propia familia, su propia patria, su propia
lengua, su propia Iglesia local. Ellos son
enviados a las gentes en el mundo que aún no está transfigurado
por los sacramentos de
Jesucristo y de su santa Iglesia. Anunciando la Palabra de Dios,
testimoniando el Evangelio y
celebrando la vida del Espíritu llaman a la conversión, bautizan y ofrecen la salvación cristiana en
el respeto de la libertad personal de cada uno, en diálogo con las culturas y las religiones de los
pueblos donde son enviados. La missio ad gentes, siempre necesaria en la Iglesia, contribuye así
de manera fundamental al proceso de conversión permanente de todos los
cristianos. La fe en la
pascua de Jesús, el envío eclesial bautismal, la salida geográfica y cultural de sí y del propio
hogar,
la necesidad de salvación del pecado
y la liberación del mal
personal…
IDEAS IMPORTANTES:
Iglesia en misión, fe, esperanza, caridad, sacrificio y gratuidad, tú eres siempre una misión,
respondan generosamente a la llamada, proceso de conversión,
ser humano hijo en el Hijo.
¿Cuáles añadirías tú? Actúa, estamos en campaña.
"Papa Francisco: Domund 2" Una oportunidad para centrarte en el mensaje del Papa. Todos llamados a la campaña misionera, portadores de la unión con Cristo, con el Padre y con El Espíritu. ¿Estás en ello?
ResponderEliminar"Esta vida se nos comunica en el bautismo, que nos da la fe en Jesucristo vencedor del pecado y
ResponderEliminarde la muerte" Es bonito pensarlo, asimilarlo, creerlo y comunicarlo. Este mes podemos hacer ejercicio especialmente. Agradecemos al Padre su presencia y regalo.
"como el Padre me ha enviado así también os envío yo, llenos del Espíritu Santo para la reconciliación del mundo" Enviados, llenos del Espíritu Santo, reconciliados. Lo pensamos, nos pensamos así. Agradecemos y activamos estos dones.
ResponderEliminar" Una Iglesia en salida hasta los últimos confines, exige una conversión misionera constante y permanente." Conversión constante, conversión misionera. Un ser comunicadores de la alegría del Evangelio y de Jesús. Los jóvenes protagonistas de este cambio. Pedimos al Espíritu su valor y constancia.
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