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Blog de ORACIÓN JUVENIL. Si eres creyente, encuéntrate con Dios cada día. Si no lo eres, búscalo y Él te encontrará. Puedes comentar tus impresiones.

sábado, 10 de septiembre de 2016

ORACIÓN JUVENIL 11-09-16



GUÍA: Nos has llamado. Aquí estamos, Señor. Espíritu de Dios ven sobre nosotros, ilumina nuestros ojos y nuestro corazón. Necesitamos sentir tu presencia y reconocer tu rostro. Separados del barullo de la calle es más fácil verte y contemplarte en el interior. Enséñanos a orar, a encontrarnos con nuestro Padre Dios, a sentir la presencia de Jesús resucitado que vive con nosotros y se hace presente en los hermanos. SILENCIO DE APERTURA Y ACOGIDA

De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1,12-17):

Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio. Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía. El Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús. Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

GUÍA: Pablo se siente admirado y agradecido de la misericordia de Dios y de su poder en la transformación que ha experimentado en su vida. ¿Reconocemos que ha actuado la misericordia de Dios en nosotros alguna vez? ¿Sentimos el cambio experimentado en nuestra forma de pensar, de sentir y actuar en algunas ocasiones? ¿Podemos decir como él: me hizo capaz, se fio de mí, me encomendó esta tarea? ¿En qué hemos colaborado? SILENCIO REFLEXIVO, AGRADECIDO Y RESPONSABLE

 Del santo evangelio según san Lucas (15,1-32):

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.» 
Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "iFelicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»

También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebramos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tu bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."»

GUÍA: Ante la crítica de los fariseos porque va con los pecadores, Jesús les expone unos ejemplos: el pastor que encuentra a su oveja, la mujer que encuentra la moneda perdida y el padre que perdona y recibe a su hijo que se ha marchado de casa. En los  tres hay una experiencia de alegría. Representan al Padre Dios que se alegra del encuentro y hace fiesta de alegría. Podemos identificarnos con el hijo, con la moneda o con la oveja perdida. Recorramos nuestra situación y  la respuesta del Padre Dios, su alegría al recuperarnos. SILENCIO DE ADMIRACIÓN Y AGRADECIMIENTO ANTE EL AMOR DE DIOS.  

UNA SÍNTESIS DE LA ORACIÓN ES…

AGRADECEMOS, OFRECEMOS

INVOCAMOS A MARÍA

PADRE NUESTRO con Jesús y toda la humanidad.
               CANTAMOS

Escucha, tú, la Palabra de Dios,
no sólo con tus oídos,
también con tu corazón.
Escucha, tú, la Palabra de Dios
y estate siempre atento a su Voz. (bis)

Déjala entrar dentro de tu corazón,
pásala a tu mente y a tu situación,
vívela, vívela en tu realidad,
haz que por tu vida llegue a los demás.

Si tus manos son instrumento de Dios,
da tu pan al pobre, préstale tu voz,
ama a Dios, ama a Dios con tu caridad;
oye su Palabra con sinceridad. (Xaquín R.)




7 comentarios:

  1. Venga, a ser la oveja encontrada y que da alegría al pastor.

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  2. "Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio" Nos hace pensar en lo que nosotros hemos recibido. Cada uno tenemos nuestros dones. Ojalá sepamos agradecer al Señor y también nos fiemos de esa capacidad para lo que nos encarga y llevar a cabo sus caminos.

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  3. "Espíritu de Dios ven sobre nosotros, ilumina nuestros ojos y nuestro corazón". Con esta petición esperamos que el Padre nos envíe su Espíritu. Se lo pedimos también para todos los hombres y mujeres del mundo. Un mundo iluminado y que transmite luz de Dios a su alrededor. Compartámosla.

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  4. "Escucha, tú, la Palabra de Dios,no sólo con tus oídos,también con tu corazón". Descubrimos a Dios en la Palabra de Dios y en la vida. Necesitamos profundizarla para que cale en nosotros. Si no, puede quedar en la superficie y secarse por falta de raíz. ¿Cómo lo veis vosotros?

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  5. "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." ¿Nos damos cuenta de nuestros fallos? Padre, ayúdanos a reconocer lo que está mal y cambiar de actitud. Gracias por tu perdón.

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  6. "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." El hijo mayor no entiende el perdón del Padre. Perdonar tiene el poder de la misericordia de Dios. Que sepamos perdonar y ser agradecidos al amor que Dios nos da continuamente.

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  7. "Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo"¿Sentimos alguna vez este pensamiento en nosotros? Que la paz del Padre y su cariño nos haga sentirnos bien en casa. Si nos hemos ido, que no dudemos en volver arrepentidos. Él nos espera.

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