REZA Y
COMPARTE JUVENIL
HIJOS Y HERMANOS CADA DÍA
GUÍA DE
ORACIÓN J , XXX
Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
GUÍA:
El Libro del Eclesiástico nos presenta el hacer de Dios. Ponemos nuestra
atención en su presencia y buscamos su palabra que nos enciende y alegra. Te
reconocemos como padre y nos complace tu presencia. Somos hijos y hermanos en
la vida de cada día. Confiamos en ti. Edúcanos en la oración. SILENCIO DE INTERIOR, DE PAZ, DE CAMINAR.
Lectura
de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,6-8.16-18):
Querido
hermano:
Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es
inminente.
He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe.
Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez
justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan
aguardado con amor su manifestación.
En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron.
¡No les sea tenido en cuenta!
Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se
proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado
de la boca del león.
El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino
celestial.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
GUÍA: Pablo está en las manos de Dios.
Espera el sacrificio. Hagamos un paralelo con algún momento de nuestra vida.
¿Qué escribiríamos nosotros al comunicarnos con los amigos o con las personas
que queremos? ¿Qué diremos al Padre Dios en alguna ocasión concreta?
SILENCIO
DE INTUICIÓN, DE CONFIANZA, DE ESPERA.
Salmo
Sal
33,2-3.17-18.19.23
R/. El
afligido invocó al Señor, y él lo escuchó
V/. Bendigo
al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren R/.
V/. El Señor
se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.
V/. El Señor
está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (18,9-14):
En aquel
tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por
considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El
fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones,
injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana
y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos
al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
“Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se
enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
GUÍA: Colócate en la escena, ¿con quién
te identificas? ¿Eres más como el fariseo o como el publicano? Reconoce cómo
oras: ¿Pides, exiges, o pides perdón y reconoces tus fallos? Habla con el Padre
Dios y preséntale tus deseos. SILENCIO
DE ENCUENTRO, DE PERDÓN, DE HUMILDAD.
PRESENTAMOS
NUESTRA ORACIÓN, ABRIMOS EL CORAZÓN AL ESPÍRITU SANTO PARA RECIBIR SU
ILUMINACIÓN.
HABLAMOS
EN EL SILENCIO DEL CORAZÓN Y RECONOCEMOS LA PRESENCIA DEL DIOS MISERICORDIOSO.
INVOCAMOS
A MARÍA, MADRE Y MAESTRA DE ORACIÓN. ESCUCHAMOS SU VOZ.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO
CANTAMOS:
Tú,
Señor, que enciendes las estrellas, Tú, que al sol le das su resplandor,
Tú, que
cuidas del pájaro perdido que va buscando un nido
guiado
por tu amor.
Tú, que
siembras rosas y trigales,
Tú, que
al lirio vistes de esplendor,
nos proteges,
Señor, con más cariño,
pues,
quieres más a un niño
que al
pájaro y la flor.
/ Padre
bueno, Dios alegre
primavera
y manantial;
Dios
hermano, Dios amigo,
Padre
nuestro celestial /2
Tú,
Señor, que velas por el pobre
y al
humilde das tu protección,
al que
amas le ofreces un tesoro
que vale
más que el oro,
le das tu
corazón.
Tú,
Señor, que alumbras mi camino,
Tú, que
escuchas siempre mi oración,
en tu
amor pongo yo mi confianza,
renace mi
esperanza,
se acuna
mi canción.
/ Padre
bueno, Dios alegre
primavera
y manantial;
Dios
hermano, Dios amigo,
Padre
nuestro celestial /2
Padre
nuestro, Dios alegre.
Fuente: https://youtu.be/l52C4xfk7g0























