REZA Y
COMPARTE JUVENIL
HOSANNA
AL HIJO DE DAVID
GUÍA DE
ORACIÓN 13-04-25 Domingo de Ramos en la Pasión del Señor
GUÍA:
El Domingo de Ramos comienza la Semana Santa, la semana de ma muerte y resurrección del Señor. La Iglesia
se concentra en torno a este misterio y aclama con el pueblo, los niños y los
discípulos a Jesús Hijo de David, salvador de su pueblo. Potenciamos los
sentimientos de unión a Jesús, la fe en su persona y entrega generosa para la
salvación del mundo. SILENCIO DE INTERIORIZACIÓN, ADMIRACIÓN, UNIÓN.
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):
Cristo
Jesús, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al
contrario, se despojó de si mismo tomando la condición de esclavo, hecho
semejante a los hombres.
Y así,
reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente
hasta la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios
lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al
nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
GUÍA: El hijo de David, el salvador de su pueblo es reconocido como hombre y
hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Las aclamaciones de este
domingo se prolongan hasta el grito de muerte que se relata en el Evangelio.
Nos unimos a Jesús glorioso y sufriente. Toda la tierra aclama su nombre y le
proclama salvador. Agradezcamos su vida y su muerte al Padre Dios. SILENCIO
DE RECONOCIMIENTO, DE PERDÓN, DE PROMESA.
Salmo
Sal
21,2a.8-9.17-18a.19-20.23-24
R/. Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se
burlan de mí,
hacen
visajes, menean la cabeza:
«Acudió al
Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre
si tanto lo quiere». R.
Me acorrala
una jauría de mastines,
me cerca una
banda de malhechores;
me taladran
las manos y los pies,
puedo contar
mis huesos. R.
Se reparten
mi ropa,
echan a
suertes mi túnica.
Pero tú,
Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía,
ven corriendo a ayudarme. R.
Contaré tu
fama a mis hermanos,
en medio de
la asamblea te alabaré.
«Los que
teméis al Señor, alabadlo;
linaje de
Jacob, glorificadlo;
temedlo,
linaje de Israel». R.
Pasión de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (22,14–23,56):
En aquel
tiempo, los ancianos del pueblo, con los jefes de los sacerdotes y los escribas
llevaron a Jesús a presencia de Pilato.
No encuentro
ninguna culpa en este hombre
C. Y se
pusieron a acusarlo diciendo
S. «Hemos
encontrado que este anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se
paguen tributos
al César, y
diciendo que él es el Mesías rey».
C. Pilatos
le preguntó:
S. «¿Eres tú
el rey de los judíos?».
+ «Tú lo
dices».
C. Pilato
dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:
S. «No
encuentro ninguna culpa en este hombre».
C. Toda la
muchedumbre que había concurrido a este espectáculo, al ver las cosas que
habían ocurrido, se volvía dándose golpes de pecho.
Todos sus
conocidos y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea se mantenían a
distancia, viendo todo esto.
C. Pero
ellos insitían con más fuerza, diciendo:
S.
«Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde que comenzó en Galilea
hasta llegar aquí».
C. Pilato,
al oírlo, preguntó si el hombre era galileo; y, al enterarse de que era de la
jurisdicción de Herodes,
que estaba
precisamente en Jerusalén por aquellos días, se lo remitió.
Herodes, con
sus soldados, lo trató con desprecio
C. Herodes,
al vera a Jesús, se puso muy contento, pues hacía bastante tiempo que deseaba
verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hacía
muchas preguntas con abundante verborrea; pero él no le contestó nada.
Estaban allí
los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco.
Herodes, con
sus soldados, lo trató con desprecio y, después de burlarse de él, poniéndole
una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron
amigos entre sí Herodes y Pilato, porque antes estaban enemistados entre si.
Pilato
entregó a Jesús a su voluntad
C. Pilato,
después de convocar a los sumos sacerdotes, a los magistradosy al pueblo, les
dijo:
S. «Me
habéis traído a este hombre como agitador del pueblo; y resulta que yo lo he
interrogadodelante de vosotros y no he encontrado en este hombre ninguna de las
culpas de que lo acusáis; pero tampoco Herodes, porque nos lo ha devuelto: ya
veis que no ha hecho nada digno de muerte. Así que le daré un escarmiento y lo
soltaré».
C. Ellos
vociferaron en masa:
S. «¡Quita
de en medio a ese! Suéltanos a Barrabás».
C. Este
había sido metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un
homicidio.
Pilato
volvió a dirigirles la palabra queriendo soltar a Jesús, pero ellos seguían
gritando:
S.
«¡Crucifícalo, crucifícalo!».
C. Por
tercera vez les dijo:
S. «Pues
¿qué mal ha hecho este? No he encontrado en él ninguna culpaque merezca la
muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».
C. Pero
ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba
creciendo su griterío.
Pilato
entonces sentenció que se realizara lo que pedían: soltó al que le reclamaban
(al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo
entregó a su voluntad.
Hijas de
Jerusalén, no lloréis por mí.
C. Mientras
lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo,
y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.
Lo seguía un
gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban
lamentos por él.
Jesús se
volvió hacia ellas y les dijo:
+ «Hijas de
Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque
mirad que vienen días en los que dirán: «Bienaventuradas las estériles y los
vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado». Entonces
empezarán a decirles a los montes: «Caed sobre nosotros», y a las colinas:
«Cubridnos»; porque, si esto hacen con el leño verde, ¿que harán con el seco?».
C. Conducían
también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.
Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen
C. Y cuando
llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los
malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús decía:
+ «Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen».
C. Hicieron
lotes con sus ropas y los echaron a suerte.
Este es el
rey de los judíos
C. El pueblo
estaba mirando, pero los magistrados le hacían muecas diciendo:
S. «A otros
ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
C. Se
burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre,
diciendo:
S. «Si eres
tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
C. Había
también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos».
Hoy estarás
conmigo en el paraíso
C. Uno de
los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
S. «¿No eres
tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
C. Pero el
otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
S. «¿Ni siquiera
temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos
justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este
no ha hecho nada».
C. Y decía:
S. «Jesús,
acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
C. Jesús le
dijo:
+ «En verdad
te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
Padre, a tus
manos encomiendo mi espíritu
C. Era ya
como la hora sexta, y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra, hasta la
hora nona, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y
Jesús, clamando con voz potente, dijo:
+ «Padre, a
tus manos encomiendo mi espíritu».
C. Y, dicho
esto, expiró.
Todos se
arrodillan, y se hace una pausa
C. El
centurión, al ver lo ocurrido, daba gloria a Dios diciendo:
S.
«Realmente, este hombre era justo»
GUÍA: Le proclamación de la Pasión nos pone en
contacto con los hechos que van a acontecer a lo largo de la Semana Santa.
Acercándonos a Jesús y a su misterio, nos unimos también a la humanidad que
pasa por momentos de gloria y de sufrimiento. Todos unidos con Jesús,
glorificamos al Padre Dios y sentimos su presencia y el amor entregado a cada
uno de nosotros. SILENCIO DE CERCANÍA, DE BÚSQUEDA, DE ADORACIÓN
RECOGEMOS
NUESTROS SENTIMIENTOS, LA FE Y ESPERANZA QUE SE AVIVA EN NOSOTROS, EL AMOR QUE
NOS DA EL PADRE EN JESÚS. INTERIORIZAMOS.
CON MARIA
RECORREMOS EL CAMINO DE JESÚS Y AGRADECEMOS SU ENTREGA AL PADRE Y A LOS
HERMANOS.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO…
CANTAMOS:
Rem Mi La
¡Hosanna! ¡Hosanna al Hijo de David!
Rem Mi La
Rem
¡Hosanna! ¡Hosanna al Hijo de David!
Solm Do Fa Sib
¡Bendito
el que viene en nombre del Señor,
Solm
La Rem
Bendito
el Rey de Israel!
Solm Do Fa Sib
Con ramos
de olivo los hijos de Israel
Solm La Rem
Clamaban
¡Hosanna al Señor!
Solm Do Fa Sib
Con
mantos vestían el paso del Señor,
Solm La Rem
Gritando:
¡Hosanna al Señor!
Solm
Do Fa Sib
Tu eres
el Rey, el Rey de Israel;
Solm
La Rem
Honor y
gloria a ti.
Solm Do Fa Sib
Con
palmas en manos el pueblo de Israel
Solm La Rem
Clamaba:
¡Hosanna en el cielo!
Solm
Do Fa Sib
Si ellos
se callan las piedras gritarán:
Solm
La Rem
¡Hosanna
al Hijo de Dios!
https://www.youtube.com/watch?v=sBpBHSVtvTA
Hosanna al Hijo d eDavid. con est aguía acompañamos a Jesús en su camino y entrada en Jerusalén. Es tiempo de unión con él, de reconciliación, de perdón. Avivemos la fe, agradezcamos su vida y su entrega por cada uno de nosotros.
ResponderEliminar"Potenciamos los sentimientos de unión a Jesús, la fe en su persona y entrega generosa para la salvación del mundo." Abrir en corazón a la fe, la esperanza y el amor es signo de la presencia de Dios en nuestra vida. ¿Qué te parece?
ResponderEliminar"Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre." Lo proclamamos y lo transmitimos como don para otros. El Padre es glorificado en el Hijo y nosotros nos unimos a él. En silencio oramos.
ResponderEliminar"Las aclamaciones de este domingo se prolongan hasta el grito de muerte que se relata en el Evangelio." Se mezclan muchas veces las dos clases de gritos. ¿Junto a quién estamos? Reflexionamos y oramos.
ResponderEliminar